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Estados Unidos

Un agente fronterizo perseguía indocumentados y hacía cumplir las leyes… pero no tenía papeles

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Un vehículo de la Patrulla Fronteriza en Peñitas, Texas, en la frontera con MéxicoCredit...Tamir Kalifa para The New York Times

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TUCSON — Marco A. de la Garza Jr. trabajó durante casi seis años como agente federal de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, vigilaba las primeras líneas de la frontera sur de Estados Unidos en Arizona, donde hacía su mejor esfuerzo para mantener fuera del país a los inmigrantes indocumentados.

Es un veterano de la marina estadounidense y era conocido por el gran celo con que hacía cumplir las leyes migratorias. Durante uno de sus días libres estaba disfrutando de una parrilla en la casa de sus suegros en Sierra Vista, Arizona, y salió corriendo cuando vio que la Patrulla Fronteriza perseguía a una persona indocumentada. Derribó al hombre y lo detuvo hasta que lo atraparon los agentes.

Pocos sabían que De la Garza tenía un secreto: también era indocumentado.

La principal agencia de protección fronteriza del país contrató a un inmigrante indocumentado para vigilar la frontera, uno de al menos cuatro casos de trabajadores indocumentados que fueron descubiertos mientras trabajaban en agencias federales de inmigración en años recientes.

De la Garza, de 38 años, nació en México y había mentido sobre su estatus de ciudadanía y le dio a su empleador un acta falsa de nacimiento del estado de Texas que decía que había nacido en Brownsville, Texas.

“En retrospectiva, ahora entiendo por qué era egoísta en mi deseo de servir a un país que he amado tanto”, escribió después de que un gran jurado federal lo imputó con tres cargos de fraude de pasaporte y por haber hecho declaraciones falsas en su solicitud para una revisión de antecedentes de la policía federal.

De la Garza accedió a declararse culpable del cargo de haber usado un pasaporte falso, y los otros cargos fueron retirados. El jueves lo sentenciaron en la corte federal de distrito en Tucson a un año de libertad condicional y una multa de mil dólares. El juez Raner C. Collins dijo que su servicio al país “debía tomarse en cuenta”.

En la audiencia, el hombre estuvo acompañado de sus amigos y familiares, entre ellos sus dos hijas, de 2 y 4 años, ciudadanas estadounidenses. Se quedó callado ante el juez y vestía un traje negro.

El gobierno de Trump ha instado a los empleadores a que dejen de contratar a trabajadores indocumentados, y ha fomentado el uso de herramientas electrónicas de verificación y revisiones de documentos, además de llevar a cabo redadas en los lugares de trabajo para arrestar y deportar a inmigrantes no autorizados.

El hecho de que uno estuviera trabajando en sus propias filas federales muestra la dificultad de comprobar el estatus laboral en un país donde la mano de obra de los inmigrantes se considera esencial en muchas industrias. Se calcula que hay once millones de inmigrantes indocumentados en el país.

Las autoridades federales también deben establecer una fuerza de trabajo que refleja a propósito a las mismas comunidades de mayoría hispana que se espera que vigilen. A veces, los agentes tienen familiares, amigos y vecinos de quienes saben o sospechan que son indocumentados. En el sur de Texas, uno de los corredores migrantes más concurridos en el país, algunos agentes de la Patrulla Fronteriza o sus cónyuges han contratado a empleadas domésticas indocumentadas, como también lo hacen muchas personas en sus comunidades.

El engaño de De la Garza fue inusual para la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, la agencia de cumplimiento de la ley más grande del país, que tiene casi el doble del personal del FBI. Sin embargo, no fue un caso sin precedentes. En años recientes, ha habido por lo menos otros tres casos de personas indocumentadas que estaban trabajando como agentes de aduanas o de la Patrulla Fronteriza y fueron acusadas judicialmente en la corte federal.

Oscar Antonio Ortiz era un agente de la Patrulla Fronteriza en el área de San Diego, que se postuló por primera vez durante las semanas posteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Como De la Garza, Ortiz era un ciudadano mexicano que usó un acta de nacimiento falsa y su servicio en la Marina lo ayudó a conseguir un trabajo en la policía federal. Sin embargo, Ortiz después se involucró con otro agente en el contrabando y transporte de migrantes a cambio de dinero en Estados Unidos, a veces en vehículos de la Patrulla Fronteriza, según documentos de la corte. Ortiz, que había sido asignado a la estación de la Patrulla Fronteriza en El Cajón, California, fue sentenciado en 2006 a cinco años en prisión.

Después, Ortiz fue deportado y ahora vive en México. Su abogado, Stephen P. White, dijo que su cliente había creído, como De la Garza, que había nacido en Estados Unidos, según lo que sus padres le habían dicho y el certificado de nacimiento falso que le habían dado.

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Una foto de Marco de la Garza presentada como parte de un expediente judicial

“Él obtuvo autorizaciones de seguridad, pasó varias verificaciones de antecedentes y se sorprendió tanto como cualquier otra persona al descubrir que no era un ciudadano de Estados Unidos cuando fue arrestado por el cargo de contrabando de extranjeros”, dijo White.

De la Garza había trabajado en el puerto de entrada en Douglas, Arizona, aproximadamente 193 kilómetros al sureste de Tucson. Vivía con su esposa y sus hijos casi 64 kilómetros al oeste de Douglas en la ciudad de Hereford y parecía disfrutar su trabajo, pues su casa estaba llena de tazas, relojes y otras baratijas que tenían los logos de la Oficina de Aduanas o la Marina.

Nació en Matamoros, México, y vivió durante gran parte de su infancia en México con su madre, hasta que se mudó de adolescente a la ciudad de Brownsville, al sur de Texas. En 2003, a la edad de 23 años, se enlistó en la Marina y fue designado al submarino nuclear USS Greeneville; después recibió una baja honorable en 2008. En 2012, fue a trabajar a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, y se ganó un lugar como líder de escuadrón en la academia de entrenamiento básico en Georgia.

Al parecer, las autoridades supieron que De la Garza en realidad era ciudadano mexicano más o menos en el momento en que solicitó un pasaporte estadounidense en 2017. El hombre describió en una carta que le envió al juez Collins que en su juventud había creído que era estadounidense.

“De niño, mis padres me dijeron que era ciudadano estadounidense y toda mi infancia me hicieron creer que era verdad”, escribió. “Debido a eso, crecí pensando que cumpliría con mi deber algún día y me uniría a las fuerzas militares de Estados Unidos”.

Sus padres intentaron disuadirlo de que se uniera a la milicia y, en el momento en que les pidió su acta de nacimiento, le dijeron la verdad. Su madre, escribió, “me dijo que me habían mentido toda la vida y que todo ese tiempo había sido ciudadano mexicano. Me rehusé a creer que esa era la verdad y vine a Estados Unidos con el acta de nacimiento estadounidense que ella me había dado”.

El acta era falsa pero había sido enviada a oficinas estatales en Texas. El documento, argumentaron los fiscales, decía que Brownsville era su lugar de nacimiento y la fecha de nacimiento era diciembre de 1980. En realidad nació en México en octubre de 1980. La partera mencionada en el acta falsa del estado de Texas fue enjuiciada por conspiración para hacer declaraciones falsas en actas de nacimiento en 1984, señalaron los funcionarios.

No obstante, De la Garza utilizó ese certificado de nacimiento para reclamar la ciudadanía estadounidense, incluso para su verificación de antecedentes de Aduanas y Protección Fronteriza en octubre de 2016 y en su solicitud de pasaporte en octubre de 2017.

Al citar su falta de antecedentes penales, los funcionarios federales recomendaron al tribunal que cumpliera un año de libertad condicional sin tiempo en prisión. De la Garza le dijo al juez en su carta que esperaba poder legalizar algún día su estatus migratorio, y su abogado, Matthew H. Green, dijo que bajo la Ley de Inmigración y Nacionalidad, era elegible como veterano para solicitar la ciudadanía, un año después de la fecha de su condena penal.

Pero no está claro si De la Garza podrá permanecer en Estados Unidos porque se enfrenta a la posibilidad de ser deportado. Sin embargo, Green dijo que le habían dicho que los funcionarios de Inmigración y Control de Aduanas decidieron no proceder con los procedimientos de expulsión.

“En este punto lo que tenemos que hacer es esperar para solicitar la naturalización en un año”, dijo.

En una carta a la corte, Green dijo que su cliente tenía una esperanza: “De la Garza y ​​su familia solo le piden una cosa a Estados Unidos: piden una segunda oportunidad”.

Rebekah Zemansky colaboró en este reportaje.

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