Hace poco, en una charla que tengo habitualmente con un entrañable amigo y colega en el mundo del coaching, el me planteaba la idea de retirarme con un buen dinero vendiendo la empresa.
Mi respuesta fue inmediata… ¡No quiero!
En resumen, la explicación que le di era que la empresa era para mí un hijo más, que ya tenía muchos años, que mi misión era ayudar a otros, que, si bien no le había ido mal, yo creía que estaba para mucho más, y que yo necesitaba dejarla como un muy exitoso legado.
Mientras le daba todas estas explicaciones, nació la idea de este artículo.
En la actualidad, ha surgido con frecuencia la creencia de que la búsqueda del éxito puede estar en desacuerdo con la esencia trascendental de la vida.
Se plantea la idea de que enfocarse en el progreso material podría alejarnos de la compasión y la bondad.
Sin embargo, sostengo firmemente la convicción de que una vida plena y extraordinaria puede abarcar tanto el logro personal como la contribución significativa a la sociedad.
Considero que como seres humanos estamos destinados a más, a desplegar nuestros dones más excepcionales y vivir de manera completa y vibrante.
Es intrínseco a nuestra naturaleza anhelar brillar, y debemos permitírnoslo.
En mi parecer, vivir sin otorgarle a nuestra existencia un propósito trascendental puede hacernos sentir como si hubiéramos pasado inadvertidos en esta tierra.
No hay nada erróneo en aspirar a un rendimiento destacado y emprender los pasos necesarios para alcanzar un éxito notorio en cualquier ámbito que elijamos.
En realidad, perseguir el éxito no solo es una búsqueda creativa, sino también un reflejo de una autoestima saludable y una conexión profunda con nuestras capacidades inherentes.
A medida que avanzamos hacia nuestras metas y alcanzamos el éxito, les propongo el enfoque que yo mismo practico y que considero enriquecedor: dedicarnos simultáneamente a crear contextos en los que las vidas de aquellos con los que interactuamos puedan elevarse.
Este es el núcleo del propósito trascendental: no solo brillar en nuestra propia senda, sino también iluminar el camino para los demás.
Buscar el éxito no debería ser un acto aislado, sino una expresión de nuestro potencial en armonía con el bienestar colectivo.
Es una oportunidad de no solo escribir nuestra propia historia de éxito, sino también de ser arquitectos de un mundo en el que cada individuo pueda prosperar.
En resumen, la búsqueda del éxito y la contribución al bienestar de los demás no solo son compatibles, sino que se entrelazan para crear una vida grandiosa y con un propósito trascendental.
Como decía George Herbert: “Si esperas a que llegue el momento perfecto, acabarás esperando toda tu vida. Es mejor que cojas lo que tienes y empieces ya.”
Entonces, ¡adelante, persigue tus sueños con determinación, y, mientras lo haces, ilumina el camino para aquellos que te rodean!
Algunas preguntas para hacerte
¿Cómo percibes la relación entre el éxito personal y la contribución significativa a la sociedad, según el artículo?
¿Qué opinas sobre la idea de considerar tu empresa o proyecto como un legado exitoso? ¿Te identificas con la analogía de la empresa como un "hijo más"?
¿Compartes conmigo que la búsqueda del éxito no está en desacuerdo con la esencia trascendental de la vida?
¿Cuál es tu opinión acerca de la importancia de tener un propósito trascendental en la vida, tanto a nivel personal como en la interacción con los demás?
¿Cómo interpretas la cita de George Herbert al final del artículo en relación con la búsqueda del éxito y la contribución al bienestar colectivo?
Estas preguntas pueden ayudarte a reflexionar sobre tus propias creencias y valores en relación con el tema del éxito, el propósito trascendental y la contribución a la sociedad.
Y, en todo caso, si esto te planteó dudas o interrogantes, estamos para ayudarte
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