¿Qué ocurre con las niñeces en las escuelas albergues? Ninguna respuesta sensata puede abarcar todo el universo de casos posibles. Más bien los casos permiten visualizar realidades por su entramado situado. En la Puna salteña, por ejemplo, desde 1945 existe el Hogar Nacional 7, un establecimiento escolar construido en el viejo territorio nacional de Los Andes para brindar educación y asistencia institucional a los carenciados de entonces, mayoritariamente, población rural empobrecida. 

Casi ochenta años más tarde, en medio de un boom minero y la fiebre del litio, aquel hogar escuela peronista solamente cambió de nombre. Actualmente, la Escuela Hogar 4661 Carlos Guido Spano es el mismo edificio con paredes de piedra y un gran parque alrededor visiblemente ubicado sobre el acceso a San Antonio de Los Cobres por la ruta nacional 51 o 40. 

De 488 niños y niñas que asisten en jornada completa del nivel primerio a la institución pública que hoy gestiona la provincia de Salta, alrededor de 30 duermen en la escuela hogar. Esa proporción de niñeces que no conviven con sus familias la mayor parte del año, es menor a la que asistía antes de la pandemia. Para 2020 los niños y niñas de la Puna que dormían en ese establecimiento eran 60. En tiempos prepandemia el hogar escuela funcionaba de lunes a lunes. 

La supervisora de los establecimientos educativos provinciales en San Antonio de Los Cobres, Gloria Suárez Ríos, explicó a Salta/12 que durante la pandemia se comenzó a aplicar la Ley nacional 26.061, de protección a las niñeces y adolescencias y que, por ese motivo, "actualmente funciona de lunes a viernes". Este cambio fue señalado por el senador Leopoldo Salva, quien sostuvo que el hecho de que la Escuela Hogar no estuviera abierta los fines de semana genera un sin fin de problemas a estudiantes y sus familias.

Suárez Ríos precisó que la ley 26.061, de 2005, "en su articulado 19 y 33 menciona específicamente que los menores no pueden ser insititucionalizados, es decir, que no pueden estar apartados de su familias". Por lo tanto, las instituciones escolares que dan albergue "tienen que fortaceler los lazos afectivos" con las familias de niñas y niños que asisten a esos establecimientos. La supervisora explicó además que por resolución del Ministerio de Educación de Salta, "los padres, madres o tutores a cargo" solicitan en el trámite de inscripción que se realiza cada noviembre, el uso del albergue para sus niños, niñas, o menores tutelados".  

"Extrañan a sus familias"

Durante la pandemia, hubo rotación de docentes, autoridades y personal de apoyo en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Fue el caso de la psicóloga Yenine Torres. "Ingresé en 2021 y me llamó la atención un hecho que ocurría con regularidad: cada lunes que ingresaba a trabajar, algunas docentes me pedían dialogar con algunos niños o niñas que dormían en la escuela", contó a este medio. "Lo que hice fue dialogar con esas niñeces, escucharlos y escucharlas. Al hacerlo me manifestaron que extrañaban a sus familias, que querían ver a sus padres o madres,  buscaban mantener ese vínculo".

Torres no se centró en los cambios en la función de albergue del histórico establecimiento en la Puna, sino más bien en el aprendizaje de las crianzas entre los adultos. "Hay una cuestión cultural muy fuerte, que naturaliza sistemas de crianza heredados. Lo que planteamos como equipo fue una mirada integral para abordar toda la situación. Y no para cerrar el albergue, sino para que en el establecimiento se generen esos espacios que permitan reconstruir los vínculos que reclaman las niñeces con sus padres, madres o tutores", aclaró.

La aclaración de Torres aludió a una presentación que realizó el senador provincial por Los Andes, Leopoldo Salva, durante la sesión de la Cámara Alta el 22 de junio pasado. El legislador recordó que desde la pandemia el albergue se mantiene cerrado los fines de semana. "Los chicos, el día viernes, se tienen que retirar de la escuela y se tienen que ir a sus casas", contó. "Las familias, muchas de ellas, no tienen domicilio en el pueblo de San Antonio de los Cobres. En algunos casos, tuvieron que alquilar o buscar algun familiar o pariente para que los tenga a los chicos. Algunos padres venían y alquilaban una piecita para que los chicos vayan sábado y domingo". Los fines de semana, "los chicos tienen que estar solos", continuó Salva, "tienen que cocinarse, asearse. A veces lo hacen y a veces no, a veces se van a la calle o a alguna fiesta. Y ahí comenzaron los problemas, incluso algunos problemas de suicidio. Son graves los problemas que ocasiona", denunció. 

Ese día el senador por Los Andes presentó un pedido de informe dirigido al Ministerio de Educación de Salta. "Todavía no recibí la devolución", confirmó el legislador a Salta/12. "Estoy esperando ese documento para mantener una reunión con los padres de los menores que asisten al establecimiento. También solicité un informe a la Secretaría de Obras Públicas, porque la red de gas no funciona como debería", reclamó.

Necesidades insatisfechas 

Una de las docentes que respondió las consultas realizadas por este medio contó que si bien el edificio se encuentra en buenas condiciones, hay necesidades que no han sido cubiertas por el gobierno de la provincia. Se trata de mejoras tecnológicas como internet. "Es un recurso que nos ayudaría a mejorar la comunicación de los chicos con sus padres", respondió una docente que prefirió mantener su identidad en resguardo.

La psicóloga Yenine Torres sumó otras necesidades insatisfechas, prioritarias para el bienestar de los chicos y chicas que habitan en ese estableciminento escolar hogar. "A veces nosotras, de nuestro bolsillo, compramos cremas, conseguimos un secador de pelo", comentó. "Los televisores no son led y hay un solo televisor de esos con caja (por los viejos modelos analógicos) para diez chicos y chicas. Las docentes que pueden compartir un contenido en particular, no pueden hacerlo", agregó. 

El propio senador Leopoldo Salva llamó la atención durante su alocusión en el recinto legislativo sobre la mala calidad del material didáctico o el mal estado de las pizarras. "Falta inversión", sostuvo en la conversación con Salta/12. 

Entre los y las entrevistadas por este medio, resaltó un dato en particular. Del total de niñeces que alberga la Escuela Hogar Carlos Guido Spano, la mayoría tiene sus familias muy cerca, dentro de la ciudad cabecera del departamento Los Andes. "Se trata de familias de muy bajos recursos", aclaró otra docente. La situación visibiliza que, aún en medio del pleno empleo producto del boom minero, no necesariamente derrama oportunidades sobre toda la población de la Puna salteña. 

Por otro lado, Yenine Torres aclaró que en la Escuela Hogar "no hay niños o niñas judicializados, porque en esos casos, sería lógico que la institución los resguarde por situaciones de violencia en sus núcleos familiares", aclaró. "La ley 26.061 apunta a que las niñeces tengan voz y voto, a considerar el papel del Estado como fortalecedor del rol de la familia, y a que la institucioanlización (de los menores) sea el último recurso", agregó.  

Torres integra un equipo compuesto también por una psicopedagoga y una trabajadora social que propuso "reestructurar el albergue a la luz de esa ley. No proponemos prescindir de él (por la doble función que cumple), sino fortalecer el rol de la familia haciendo uso del espacio escolar", explicó la psicóloga. El equipo espera todavía el visto bueno del Ministerio de Educación de Salta para realizar talleres de crianza positiva entre niños y niñas con sus padres, madres o tutores. También, proponen crear espacios entre semana para la realización de tareas escolares. "Hay niños y niñas que demandan que sus padres los acompañen con sus tareas y, al mismo tiempo, hay adultos que no saben cómo ayudarlos en esas instancias", contó. 

Aquel peronismo del Primer Plan Quinquenal construyó hogares escuela para la población rural empobrecida del interior argentino. El caso del Hogar Escuela 7 de San Antonio de Los Cobres, todavía en pie en la Puna salteña, devela la existencia de otras asimetrías en medio del boom del litio. Pero igual permanece en pie y se transforma en un espacio para contener niñeces argentinas que reclaman, a pesar de todo, crecer con sus familias a su lado.