Una conversación transferencial sobre «Vidas mediáticas».

Prólogo al libro de José Luis FernándezVidas mediáticas. Entre lo masivo y lo individual (La Crujía, 2021) que escribimos/conversamos con Sandra Valdettaro, directora del Centro de Investigación en Mediatizaciones (CIM) de la Universidad Nacional de Rosario.

 

CAS: El libro de José Luis Fernández (JLF) comienza con una cita de Eliseo Verón y continúa con el documental Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía emitido por Netflix, el cual le sirve para introducir uno de los conceptos claves de su desarrollo teórico: “postbroadcasting”. Más adelante afinará las categorías y nos hablará también de “broadcasting resistente” y “networking emergente”... Sin embargo, a pesar de esta dosis inicial de argentinidad, el libro aborda temas que van mucho más allá de lo que pasa o se estudia en el Río de la Plata. Los conceptos, teorías, categorías de análisis y temas que se plantean en el libro son también útiles para comprender los procesos de mediatización en España, México o cualquier otra sociedad. Entre muchas otras cosas, me gustó su crítica al reduccionismo presente en algunas investigaciones contemporáneas. Por ejemplo, JLF critica el limitar el estudio de una figura política mediatizada a lo dicho, o quedarse solo en el análisis del régimen de propiedad de los medios o de algunos de sus contenidos, por no hablar de la reducción de la complejidad de los usos de los dispositivos móviles a las “distracciones” que provocan. Me parece una mirada amplia pero, al mismo tiempo, con luces altas, que permite perforar la oscuridad y ver más allá…

SV: Coincido con el tono panorámico que tuve como efecto de lectura del libro de JLF; incluso los ejemplos locales me parece que apuntan -como bien decís- a caracterizar de manera general las lógicas particulares de los procesos de mediatización. Son casi trescientas páginas de una summa que persigue una detallada exploración interdisciplinaria orbitando alrededor de la sociosemiótica. Leo en este libro la evolución de un pensamiento de autor sostenido en el tiempo, de toda una vida de investigación atenta a las peculiaridades de la producción de sentido. Encuentro que el motivo del libro se constela en una zona de fronteras e intersticios dando cuenta de dicha complejidad de la mediatización contemporánea. Hablando de citas, también a mí me pareció que los epígrafes van señalizando una zona de trabajo diversa que evita los reduccionismos, pero siempre centrada en lo sociosemiótico. Por supuesto en los epígrafes están Eliseo Verón, Umberto Eco, Christian Metz, Oscar Traversa, y se van intercalando Marshall McLuhan, Claude Levi-Strauss, Peter Burke, Erwin Panofsky, Gregory Bateson, Armando Silva… y también tus textos, Carlos, lo que indica el grado de confabulación productiva -lo digo en complicidad- de un vínculo intelectual también sostenido en el tiempo. Me resultó muy gratificante encontrarme en la lectura de ese vínculo conversacional, además de la potencia analítica de los conceptos, las nociones, las categorías que mencionás…

CAS: Así es, en el libro se respira un clima interdisciplinario muy refrescante. Como dice JLF al principio, “las fronteras entre ecologías, etnografías y semióticas de las mediatizaciones se disuelven sin que haya parroquias académicas que resistan”. Es difícil disolver las parroquias académicas: la misma organización de las universidades en “departamentos” o “cátedras” marca límites, separa o incluso enfrenta a los actores de lo que podríamos llamar la interfaz científica. A menudo los investigadores parecemos personajes salidos de la película La Llegada (Villeneuve, 2016), nos resulta casi imposible construir un campo conversacional compartido. Y ya que hablamos de límites, me sorprendió agradablemente la reivindicación que hace Fernández del concepto de “frontera”. Jurij Lotman es una referencia que debería estar más presente en nuestras conversaciones…

SV: Sí, siento que este libro es… !totalmente fiel al estilo de JLF! Él es un investigador fronterizo, una rara avis del mundo académico por su enorme experiencia en el mundo profesional, siempre interactuando entre distintas instituciones, organizaciones y empresas.

La pauta que conecta esa deriva vital es, justamente, una profunda coherencia en relación con su posición de investigador. Me gustó mucho la presencia en el título de la palabra “vidas”, parece un lugar común, pero es muy complejo. Y el libro se hace cargo de eso, de ir rodeando esa complejidad. Además de Jurij Lotman, también debemos resaltar las referencias a la teoría de lo fractal, la del caos y… los estudios culturales !Esperemos que las parroquias académicas aprovechen esta ocasión!

CAS: Siguiendo con este rápido repaso a los temas del libro, y teniendo en cuenta mi interés por la evolución de los medios, me gustó mucho la reivindicación que hace JLF de la necesidad de investigar las viejas mediatizaciones a la luz de las nuevas (él dice textualmente: “la investigación y la experiencia en nuevas mediatizaciones permiten rever las mediatizaciones previas desde puntos de vista novedosos que ayudan a comprender sus supervivencias”). Esta cuestión es central: ¿Por qué no pensar el conflicto entre el papiro y el pergamino hace 2.200 años como una versión analógica de la actual guerra de las plataformas? ¿O acaso las fake news no nos permiten repensar la circulación de bulos e informaciones falsas en el siglo XVII o XVIII? ¿Sabías que en la época colonial la corona española hizo correr la voz de que el estrecho de Magallanes se había bloqueado para hacer que los corsarios ingleses tuvieran que atravesar el peligroso pasaje de Drake? Una fake news en toda regla.

SV: !Qué buena anécdota! No la conocía. Y sí, claro, las fake news son más viejas que Matusalén… En este libro -como en todos sus trabajos- JLF deja en claro que es indispensable esto que decís de investigar genealógicamente, siempre teniendo en cuenta sus famosas tres series de fenómenos, diferentes y convergentes a la vez, que van definiendo las modalidades de la mediatización en distintos contextos históricos: dispositivos, géneros y estilos, y prácticas. Me resultó también muy interesante cómo coloca, en ese intento cuidadoso que hace en relación con una posible “historia de los medios”, la noción de “magma semiótico”. Es un concepto muy sugestivo, creo que le da para escribir varios capítulos sobre esa idea. También está la historia de los conceptos, por ejemplo se detiene bastante, a partir de los trabajos de Oscar Traversa entre otros, en la noción de “dispositivo” y sus distintas filiaciones y semantizaciones.  

CAS: Estoy de acuerdo en el valor que tienen estos aportes conceptuales que mencionás. Es un trabajo semántico muy fino; podría decirse que a lo largo del libro va tomando forma un diccionario muy rico (“medios”, “interacción”, “circulación”, “plataformas”, “mosaico”, “intersticio”, “postbroadcasting”, etc.) al mismo tiempo que se perfila un método que utiliza como unidad de análisis a los “sistemas de intercambio discursivo mediático”. A pesar de este posicionamiento claramente sociosemiótico, el libro no se cierra sino que, por el contrario, procesa conceptos, teorías y enfoques de otras disciplinas. Estoy convencido de que la semiótica crece cuando se enfrenta a nuevos objetos de estudio o cuando establece diálogos con otras disciplinas o teorías (Roman Jakobson con la teoría de la información, Jurij Lotman con la cibernética, Umberto Eco con las ciencias cognitivas, etc.). Ambas dimensiones están presentes en este libro: JLF lidia con los nuevos objetos (por ejemplo, la mediatización en las plataformas) mientras dialoga con otras disciplinas (etnografía de usos, ecología de los medios, historia, economía, análisis de datos, etc.). Pero, en un movimiento “meta”, propone una taxonomía de estos intercambios y movimientos epistemológicos de interacción entre disciplinas. Él habla de interacciones “internas”, “centrífugas” y “centrípetas”. Me parece que esta clasificación es muy útil y puede exportarse a otros intercambios interdisciplinarios.

SV: Sin dudas es una clave interpretativa muy productiva. Agregaría a lo que decís las reflexiones que nos brinda JLF en el libro sobre la noción de “interfaz a partir también de tus trabajos. También la importancia de las relaciones entre el diseño de interfaces y las experiencias de uso que provienen de la cartografía y la geolocalización, ampliando el diálogo a nuestro colega y amigo Mon Rodríguez Amat. Lo interesante es que esta dimensión “meta” se va intercalando con la importancia “micro” del mosaico y el intersticio, recuperando también la cuestión de los fragmentos y detalles de Omar Calabrese, o su propia noción de “cápsulas. Me parece que JLF cumple -sin citarlo, me parece, pero qué presente está siempre todo aquello que no se cita, ¿no?- una consigna central del paradigma indiciario de Carlo Ginzburg: ir y venir del microscopio el telescopio, por decirlo rápidamente.   

CAS: En ese pasaje de lo “micro” a la “macro” JLF incluye una dimensión intermedia, el nivel “meso”. Su mirada se acerca a la de Jose van Dijck, quien también propone un análisis de las plataformas en tres niveles. Este enlace con la investigadora europea de referencia en el estudio de la “platform society” me sirve de excusa para hablar precisamente de eso, de la relación de JLF con la investigación europea. Un aspecto que quisiera reivindicar del libro es la interpelación que realiza a los estudios sobre mediatización que se están llevando adelante en Europa. Pienso sobre todo en los trabajos de Nick Couldry, Andreas Hepp, Friedrich Krotz y Stig Hjarvard. En este sentido, JLF se suma a los colegas de Brasil (por ejemplo, Immacolata Vassallo de López) o de la revista Inmediaciones de Uruguay, o al trabajo que ustedes están realizando desde el Centro de Investigaciones en Mediatizaciones (CIM) en la Universidad Nacional de Rosario. Sería ideal que este intercambio entre la producción rioplatense y la europea se incrementara en los próximos años. 

SV: Para el CIM, la “vida” y la “escritura” de JLF son fundantes. El CIM no podría ser sin eso de JLF. Desde ese punto de vista, no es sólo un amigo sino principalmente un maestro, en el buen sentido de la palabra. Además de esas interpelaciones, está también muy presente la reflexión de Fausto Neto sobre “circulación”, que es tan importante para las cuestiones actuales de la mediatización. Para mi propio trabajo investigativo, la interpelación de JLF es central; nuestros intercambios sobre esa incómoda frontera epistemológica nos llevaron a compartir las lecturas de Juan Samaja, Rolando García y Mario Bunge, entre otros autores. Pero también, en mi caso, la atención que JLF pone sobre mis investigaciones de enfoques interactivos en las portadas de la prensa-papel, que adelantan lo que luego serían los juegos de pantalla de prensa on line, entre otras cuestiones. O sea, más que interpelación, lo que hay, en mi caso, con JLF, es un vínculo transferencial, cumpliendo así lo que para mí es el ideal de la relación intelectual-crítica, lo cual sucede sólo ocasionalmente.

CAS: Justamente iba a mencionar las referencias a Rolando García, un investigador un tanto olvidado que, en mi caso, he recuperado recientemente al diseñar un proyecto de investigación basado en una concepción ampliada de la “interfaz”. García operativizó un concepto que usamos a menudo -me refiero a “complejidad”- y merece la pena volver a leer sus aportaciones. Siguiendo con los grandes temas de Vidas mediáticas, me llamó la atención (y me gusta mucho) la importancia que JLF da a la materialidad de los intercambios. En los últimos años ha crecido el interés por la materialidad, incluso a nivel filosófico (ver los trabajos de Graham Harman, un gran admirador y analista de Bruno Latour). JLF sale al cruce de estas líneas de trabajo y las pone a dialogar con la tradición sociosemiótica y la ecología mediática de Marshall McLuhan. En una parte del libro dice que “quien no incluye en su análisis de contenido la materialidad con la que está construido, lleva a lo discursivo a eso que se ha denominado “magma mediático”, en el que lo discursivo de las diversas mediatizaciones se confunde perdiendo su especificidad”. Me parece una propuesta integradora, que busca unir tradiciones sin dejar de lado la propia historia…

SV: Absolutamente de acuerdo. Volviendo a lo que decía antes, algo que me transfirió la lectura de los textos de JLF, de manera clara y concisa, y que se me grabó y se tornó constitutivo en cualquiera de mis abordajes, es lo que plantea en muchos de sus escritos: “el sentido, siempre, empieza por las texturas”. Parafraseo esa fórmula para indicar cómo se juega ahí, en la eficacia de un slogan, la situación intersticial interdisciplinaria en una trama epistemológica eminentemente triádica. Una gran provocación para seguir pensando…

CAS: Para ir cerrando esta charla-prólogo y pasarle la pelota a los lectores y lectoras, creo que estarás de acuerdo en que Vidas Mediáticas. Entre lo masivo y lo individual es un gran llamado de atención a los enfoques simplistas o monodimensionales que pretenden explicar lo que está pasando en la esfera mediática. Y ni te dijo de las políticas (no sólo comunicacionales) basadas en esas miradas que rehúyen la complejidad.

SV: Totalmente. Esa reivindicación de lo complejo se complementa con el despliegue de un arsenal analítico variado que se alimenta de múltiples tradiciones, pero sin abandonar la centralidad sociosemiótica. Indispensable tenerlo a mano, siempre, en la biblioteca.

Rosario / Vic (Barcelona), diciembre de 2020.

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