Esta historia de éxito –una pyme tecnológica nacional gana en 2022 el primer premio de Diseño e Innovación de la Bienal Iberoamericana en Madrid, España– comienza en 2009, cuando el estudiante de Medicina Pablo Luchetti descubre, durante las prácticas de quirófano, que toda la historia de progreso por mantener la salud, controlar los padecimientos crónicos y reducir los métodos dolorosos no ha hecho nada por remplazar a la aguja y al hilo.

“Se dio cuenta de que todavía estábamos usando un método muy invasivo que lastima la piel con la sutura porque vas enfrentando los bordes de la herida atándolos con un hilo. A partir de ese convencimiento de que la tecnología no había podido terminar con el hilo y la aguja, nos buscó a Luciano Poggi, que es diseñador industrial, y a mí, y los tres empezamos a trabajar en el proyecto”, recuerda Diego Fridman, director médico de INCLODE (siglas en inglés de Dispositivo de Incisión y Cierre), la pyme argentina que convirtió aquella idea en un sistema de cierre de heridas sin sutura que hoy es premiado en el mundo.

“Es un parche autoadhesivo –explica Fridman, advertido de abandonar el lenguaje técnico por un momento– que se coloca sobre la piel sana antes del corte; como podría ocurrir, por ejemplo, en una cirugía de cesárea. Esta lámina autoadhesiva copia la estructura de esa piel sana, el cirujano hace el surco, abre el dispositivo, hace la operación que tiene que hacer, y luego activa ese mecanismo de cierre que son como dos bandas de goma, adheridas a la lámina, que aproximan los bordes en la piel a los mismos lugares que estaban antes del corte. Es decir, la herida queda cerrada. Esa lámina, que es transparente, queda adherida a la piel entre 10 y 14 días. Después de un tiempo, se retira como si fuera una curita”.

Entre las principales ventajas del sistema creado por el trío de argentinos destacan la mejora en los resultados estéticos (no más puntos), un tipo de cicatrización que reduce las posibles complicaciones (por ejemplo, las infecciones) y la reducción del tiempo de uso del quirófano (mientras que las puntadas con agujas pueden demorarse varios minutos, el dispositivo sin sutura tarda apenas 20 segundos en cerrarse).

“Haber ganado la Bienal Iberoamericana es importante porque no fue otorgado solo por el diseño del dispositivo, también se reconoció el diseño de la marca y la estrategia de comunicación, es decir, es un triple premio”, se ufana Fridman. Y agrega: “Nos da una visibilidad internacional”.

El equipo de tres integrantes

Incubadoras nacionales

El 2014 fue el año en que el sueño de INCLODE tomó forma de realidad posible gracias al subsidio otorgado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología que les permitió comenzar con las pruebas en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). “Fue la primera inyección de dinero que tuvimos –destaca Fridman– y con eso se hicieron los primeros prototipos. También empezamos a realizar cirugías en animales, fundamentalmente en cerdos porque tienen la piel muy parecida a la de los humanos. En 2018, con el prototipo final, ganamos el Israel Innovation Awards, lo que nos permitió viajar y generar vínculos hasta obtener la patente en Argentina, Estados Unidos y Europa, algo poco frecuente para una startup (empresa emergente)». Hoy se encuentran en el momento de negociación para nuevas inversiones: «lo único que nos falta es el proceso regulatorio en la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) y sus equivalentes internacionales”.

Fridman asegura que una vez superada la etapa regulatoria “van a empezar las primeras cirugías en humanos” para evaluar la seguridad y eficacia de la tecnología. “Después hay que entrar en una nueva ronda de inversiones para generar las redes de distribuidores y acercar el dispositivo a las instituciones de salud, no solo en Argentina sino en otros países, porque la intención es que INCLODE sea global”.

Con respecto al grado de fomento y apoyo oficial a las investigaciones y emprendimientos nacionales, el médico Fridman tiene una mirada optimista: “hay, o al menos pareciera, una política de Estado incipiente, algo que todos queremos. Tenemos instancias estatales que son incubadoras nacionales. Ese apoyo inicial está presente. Más compleja es la etapa para dar el salto y conseguir las inversiones”. Y completa: “en nuestro país hay técnicos en todas las áreas, profesionales de primer nivel con muchas ganas de desarrollar proyectos; el reconocimiento que ganamos demuestra que se pueden conseguir cosas a pesar de las dificultades. Nunca hay que bajar los brazos. Nosotros golpeamos 500 puertas para fondearnos hasta que la 501 se abrió y cambió todo”.

A la vanguardia científico–tecnológica

Históricamente la ciencia nacional fue distinguida en el mundo, pero con la pandemia las innovaciones crecieron aún más. En 2021 INCLODE fue distinguida con el Sello de Buen Diseño Argentino, un reconocimiento que otorga la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo y que busca fomentar y potenciar “a todas aquellas empresas argentinas que mediante la incorporación de estrategias de diseño implementen mejoras en sus procesos industriales y en sus productos, a fin de promover su competitividad y productividad».

El secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, afirmó: “todas nuestras políticas están orientadas a cambiar la matriz productiva e insertar a la Argentina en la vanguardia científico-tecnológica del mundo, con innovación y más valor. Cuando competimos en igualdad de condiciones, las empresas argentinas muestran que pueden ser campeonas del mundo”.

En sus inicios, INCLODE fue subsidiado por el programa EmpreTecno PAEBT con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que le permitió completar las pruebas de concepto y demostrar la viabilidad técnica y comercial del proyecto.