El juicio oral contra Mario “Churrasco” Sandoval por el secuestro y tormentos a Hernán Abriata, un joven estudiante de Arquitectura y militante de la Juventud Universitaria Peronista, se acerca a su final.

Este miércoles, las querellas finalizaron con sus alegatos, en los que pidieron penas de entre 20 años y prisión perpetua para el ex Inspector de la Policía Federal, quien durante la última dictadura integró el Departamento de Asuntos Políticos de la Superintendencia de Seguridad Federal y los Grupos de Tareas de la ESMA.  

El juicio continuará el próximo miércoles 7 de diciembre, cuando el Tribunal Oral Federal 5 de la Ciudad de Buenos Aires escuche los alegatos de la defensa de Sandoval.

La primera de las querellas en alegar fue la que está integrada por Patricia Walsh, Carlos Lordkipanidse y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, quienes solicitaron que Sandoval reciba una pena de prisión perpetua por el delito de genocidio.

Al igual que la fiscalía días atrás, la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación mantuvo la calificación con la que llegó extraditado Sandoval desde Francia y pidió que sea condenado a 20 años de prisión como coautor de la privación ilegal de la libertad agravada y tormentos agravados de Abriata.

Por los mismos cargos, el CELS y de la Fundación Liga Argentina por los DDHH pidieron 21 años de prisión.

Foto: Gustavo Amarelle / Télam

Durante los alegatos, las querellas repasaron la gran cantidad de pruebas que hay contra Sandoval por su participación en el secuestro de Abriata. Como señala su familia desde hace 46 años, el ex policía estaba al frente del operativo que las fuerzas represivas realizaron en la madrugada del 30 de octubre de 1976 en la casa donde vivía la familia, en el barrio de Belgrano.

El acusado se presentó como “Inspector Sandoval, de Coordinación Federal” y les mostró su credencial. Buscaba a Hernán, quien ya no vivía en esa casa. Se llevaron a su padre, encapuchado, hasta el departamento que el joven compartía con su esposa Mónica Dittmar, a pocas cuadras, donde finalmente lo secuestraron.  

Desde su casa, Hernán fue llevado primero a una quinta operativa del Grupo de Tareas de la ESMA en el conurbano bonaerense. Desde allí se pudo comunicar con su esposa. Luego fue trasladado al centro clandestino de detención de la ESMA, en el sector “Capuchita”, donde fue visto por otros detenidos. Ahí permaneció hasta los primeros días de enero de 1977. Desde ese momento, se encuentra desaparecido.

Durante su indagatoria, Sandoval negó haber realizado operativos represivos y sostuvo, una vez más, que se equivocan de persona. “No soy el comisario o el inspector Sandoval que vino al domicilio de la familia Abriata en 1976 y luego al domicilio de Hernán Abriata”, aseguró y dijo ser víctima de una persecución política.

Su participación en el grupo de tareas de la ESMA fue reconstruida por varios testimonios de sobrevivientes de ese centro clandestino de detención, quienes recordaron su apodo como “Churrasco” o “Churrasquito”.

Con la vuelta de la democracia, el expolicía se refugió en Francia, donde desarrolló una ascendente carrera como especialista en seguridad e inteligencia económica que lo llevaría a vincularse con paramilitares colombianos, a dar clases en La Sorbonne y a asesorar al expresidente Nicolás Sarkozy.

Tras un proceso de más de 8 años, en 2019 fue extradita para ser juzgado por los hechos que tuvieron como víctima a Abriata. Si bien sólo está acusado por esos hechos en este debate, su trayectoria en la Policía Federal y en el centro clandestino de detención de la ESMA lo vincula a numerosos crímenes.